Las mujeres venezolanas siempre destacándose y dejando en alto el nombre de nuestro país, esta vez en el área del diseño, Carolina Galia Hernández se reconoce por su estilo, originalidad y creatividad al momento de plasmar sus mejores artes.
El Elefante
Esta mujer emprendedora, de tan sólo 28 años, inició sus estudios de diseño en el Instituto de Diseño de Caracas y continuo en la Escuela de Arte y Diseño Arteneo de España, donde completó su formación en Ilustración.
De todas las técnicas que existen Carolina Galia se inclina por el lápiz de color, utilizando en su mayoría colores y lápices o combinando con acuarela y tinta. La música instrumental y la soledad son indispensables para que Galia pueda desarrollar su inspiración.
El arte en las venas
A los 5 años, cuando Carolina estaba en preescolar, su papá, Victor Galia, la llevó a su trabajo y ella recuerda claramente que le gustaron las mesas largas y las lámparas de dibujo que habían en la oficina, iguales a las que su papa tenía en casa.
¿Cómo empezó todo?
Recuerdo que mi papá me dibujó una hamburguesa, con todos los detalles, el tomate, la lechuga el ajonjolí en el pan y cuando la llevé al colegio todos mis amigos decían que era muy bonita. Yo estaba impresionada, mi papá es dibujante de planos, nada muy artístico o suelto, pero siempre se fijaba en los detalles y casi cualquier cosa, diría yo, que él lo podía dibujar bien.
Cuando crecí y me preguntaban qué quería estudiar sólo pensaba en que quería un lugar en el que pudiese tener una mesa como la del trabajo de mi papá y con el tiempo me incliné al diseño gráfico, pensaba estudiar arquitectura para seguir la costumbre familiar y a mi abuelo, José Miguel Galia, le encantaría, pero el destino hizo que me inclinara hacia el diseño gráfico.
Durante 7 años he ejercido mi profesión en Inglaterra y he descubierto que tenía muchas ganas de dibujar y ahora lo hago todos los días, lo mejor de todo eso es que aún conservo mis primeros lápices de color (Prismacolor) tienen conmigo 20 años y me recuerda por qué escogí mi profesión, por una mesa de dibujo, la de mi papa.
¿Qué la inspira?
Me gusta hacer pinturas inspiradas en los elementos de paz que reflejan el sonido de la música a través del color. A la hora de dibujar, no pienso nada, sólo se que todas mis obras tienen unas figuras que se repiten y sólo sale y ya, pienso en el color, en lo que imagina un niño, me imagino lo que hay en la cabeza de un niño, en la fantasía, en los colores, ahora mismo estoy trabajando en una obra que se llama El elefante que quería tocar el cielo.
Dibujo en el día porque me gusta trabajar con luz natural, no me gusta dibujar de noche porque no tengo buena luz y la luz artificial me cambia los colores.
Las flores siempre bailan bajo la lluvia, es el nombre de una de las tres series de Galia, inspirada en rostros de mujeres “algunas son reales y otras las invento yo, se caracteriza porque son mis flores que es así como las llamo y siempre le cubro los ojos o el cabello con hojas de colores”.
Allá afuera en mi jardín, estas obras se inspiran en la percepción que los niños tienen de la vida “no me gustan las cosas en blanco y negro y a casi todo le pongo color, mi hermana piensa que soy una caja fuerte pero para mí todos los colores combinan, ésta serie tiene unos personajes que son niñitos siempre de espaldas porque nos muestran lo que ellos ven, ha sido una de las más favoritas inclusive en adultos”, compartió Galia.
Por último, la tercera serie se llama Naturaleza abierta y se caracteriza porque miden 1 metro de alto por un metro de largo, “ésta serie aún está en proceso porque no creo que jamás la termine ya que siempre tengo muchas ideas. En éstas obras utilizo creyones de principio a fin ya que en otras series combino marcadores con acuarela y tinta”
En agosto de este año Galia tuvo la oportunidad de mostrar su trabajo en un Café Inglés en Madrid durante 1 mes.
¿Cómo fue la experiencia?
En el tiempo de la exposición vendí 3 obras, El Elefante, El Mono y el búo y Anisa, que significa mujer de corazón piadoso, de naturaleza buena, amiga, buena compañera, de origen Islámico, es una mujer que tiene un Burka que le venda los ojos y el Burka está formado por flores y colores. Cuando me compraron este último me sentí muy triste porque me gustaba mucho, era original pero al mismo tiempo me dió alegría porque es muy significativo para las mujeres musulmanas. Es un orgullo para mí que a las personas le guste mi trabajo.
Esta Diseñadora e Ilustradora venezolana ha vendido más de 6 obras originales y 100 copias entre Venezuela, Portugal, Inglaterra y España, en tan sólo un año. Esto demuestra que definitivamente el talento venezolano cada día se expande más a nivel mundial, y éste es uno de tantos ejemplos de jóvenes emprendedores que tiene nuestro país. Orgullosos de ser Venezolanos y de demostrar que podemos llegar hasta donde nuestra imaginación nos lleve.
Anisa
La Niña y El Globo
Laberintos de la Vida
Los Niños